Ayer estuvimos es un sitio precioso de A Coruña (como tantos otros que estamos descubriendo y disfrutando) y me explicaba maravillada lo mucho que le encantaban "los toxos", unos arbustos como los que aparecen en la foto. Le recordaban a su infancia y a los caballos que, según ella, se los rumiaban con mucho gusto. Hasta aquí todo muy normal. Lo interesante y bello viene ahora. Se acerca a uno de ellos y me dice que ahí donde los ves tan bonitos pinchan y me lo enseña, pero no para que me pinche sino diciendo "pero ¿ves? si los tocas despacito (mientras los acariciaba), no sólo no pinchan sino que están suaves", y efectivamente pude comprobar que estaba en lo cierto. Me parece mágico como es capaz de transformar lo objetivamente hiriente en algo lindo. Y es una enseñanza preciosa para la vida y para las personas. A una persona que pincha, no le hagas que te pinche más, acaríciala y verás que se pone blandita y deja de pinchar. Es una gran lección. ¡Qué pena que sólo vean en mi madre a una pobre mujer que enferma con la edad!
Queremos compartir con todo el que quiera las luces y los descubrimientos que consideramos tesoros para avanzar en la vida cotidiana. Somos dos personas que hemos tenido la oportunidad de compartir, durante más de una década, nuestras vidas con personas en situaciones de especial vulnerabilidad: encontrarse sin hogar, sin recursos, sin esperanza. Éstas personas son las que nos han enseñado mucho, de la vida, del cuidarnos, de la dignidad, de la autenticidad,de la voluntad y el valor de ser.
ESTRELLAS CON VIDA

ESTRELLAS CON VIDA. Sólo si cada uno/a brilla el cielo se siente pleno y la TIERRA también...
viernes, 25 de febrero de 2011
Los toxos y mi madre
Dicen que mi madre está mal porque no recuerda las conversaciones que tienen con ella a lo largo del día. Porque no sabe si se ha tomado o no la medicación. Porque cree que es pequeñita pequeñita. Pues bien, yo creo que mi madre es grande, grande, grande. Y muy sabia.
Ayer estuvimos es un sitio precioso de A Coruña (como tantos otros que estamos descubriendo y disfrutando) y me explicaba maravillada lo mucho que le encantaban "los toxos", unos arbustos como los que aparecen en la foto. Le recordaban a su infancia y a los caballos que, según ella, se los rumiaban con mucho gusto. Hasta aquí todo muy normal. Lo interesante y bello viene ahora. Se acerca a uno de ellos y me dice que ahí donde los ves tan bonitos pinchan y me lo enseña, pero no para que me pinche sino diciendo "pero ¿ves? si los tocas despacito (mientras los acariciaba), no sólo no pinchan sino que están suaves", y efectivamente pude comprobar que estaba en lo cierto. Me parece mágico como es capaz de transformar lo objetivamente hiriente en algo lindo. Y es una enseñanza preciosa para la vida y para las personas. A una persona que pincha, no le hagas que te pinche más, acaríciala y verás que se pone blandita y deja de pinchar. Es una gran lección. ¡Qué pena que sólo vean en mi madre a una pobre mujer que enferma con la edad!
Ayer estuvimos es un sitio precioso de A Coruña (como tantos otros que estamos descubriendo y disfrutando) y me explicaba maravillada lo mucho que le encantaban "los toxos", unos arbustos como los que aparecen en la foto. Le recordaban a su infancia y a los caballos que, según ella, se los rumiaban con mucho gusto. Hasta aquí todo muy normal. Lo interesante y bello viene ahora. Se acerca a uno de ellos y me dice que ahí donde los ves tan bonitos pinchan y me lo enseña, pero no para que me pinche sino diciendo "pero ¿ves? si los tocas despacito (mientras los acariciaba), no sólo no pinchan sino que están suaves", y efectivamente pude comprobar que estaba en lo cierto. Me parece mágico como es capaz de transformar lo objetivamente hiriente en algo lindo. Y es una enseñanza preciosa para la vida y para las personas. A una persona que pincha, no le hagas que te pinche más, acaríciala y verás que se pone blandita y deja de pinchar. Es una gran lección. ¡Qué pena que sólo vean en mi madre a una pobre mujer que enferma con la edad!
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No,nada de pena,...más bien qué alegría que su hija vea en su madre a una mujer sabia que le aporta importantes y sutiles enseñanazas de la vida a través de cosas tan sencillas. Ya lo dije una vez, ¡BEDITA LA MADRE QUE TE PARIÓ!, Un abrazo mi querida Bea´, que me alegra verte por aquí, y que ese viaje a tus raices te nutran toita.
ResponderEliminarMe he colado en este blogs tan sugerente y que me transmite tanta paz y me gustaría con mucho cariño expresar lo que he sentido al leer esa linda historia. Pienso "que afortunada eres, podrá sentir el tacto de tus manos y el calor de tus besos aunque se extravié en su memoria”. Con una historia tan sencilla creo que muestra además que no siempre lo que es vital para muchos es indispensable para otros a la hora de transmitir o recibir el inmenso amor profesado. Entrañable tu relato
ResponderEliminar