ESTRELLAS CON VIDA

ESTRELLAS CON VIDA
ESTRELLAS CON VIDA. Sólo si cada uno/a brilla el cielo se siente pleno y la TIERRA también...

domingo, 10 de abril de 2011

INNATA ARTETERAPIA INFANTIL

Mi hija Estela, una tarde noché se enfadó conmigo. Me había pedido un dulce, y yo le dije que sí  y le expliqué que cuando yo saliera a ir a buscar a Iris (que estaba haciendo unas actividades fuera de casa) pasaría por la panadería y se lo compraría. Llegó el momento de ir a buscar a Iris.
En la cena, Estela me recordó si se lo había comprado, cayendo inmediatamente en la cuenta que se me olvidó por completo. Ésto no le gustó nada y se enfadó.
Salió de la cocina y a los pocos minutos me dió este dibujo.

Y me dijo ésta soy yo.
Con la misma se marchó, no tardando en volver y me dió otro dibujo, éste:

Y me aclaró: "por el dulce"... y se volvió a ir.

Enseguida llegó otra vez, con otro papel que mostraba otra emoción:


Me dice: "estoy rabiosa"....
La verdad es que la cosa me estaba encantando, pues observaba cómo se expresa tan creativamente.

Y se va.
Poquito después vuelve con otra artesanía entre sus manos, la cual me mostraba que así y todo empezaba a emerger otras emociones:


No sé si lo aprecian bien, pero recortó un corazón e hizo una mezcla de color y me dijo: "para tí".
 Y salió corriendo.
Llega otra vez con lo que fue el cierre de este artístico proceso emocional, y me regala el siguiente dibujo:

Me encantó el colorido recorrido que hizo con sus emociones en tan poco tiempo.
Me encantó su capacidad para expesar lo que sentía.
Me encantó su capacidad para hacérmelo saber.
Me encantó su capacidad de apertura a la aparición de variadas sensaciones y reconocimiento de que a pesar de vivir el enfado, eso no quitaba el amor que podía sentir.

Me puse a su altura, la cogí entre mis brazos y le dije que es preciosa y que me disculpara,
que no obstante son cosas que pasan en la vida y que me había gustado mucho cómo lo había vivido y expresado.
Que saber qué es lo que sentimos y hacerlo saber era muy bueno y sano.
Nos abrazamos muy fuerte y nos dijimos que nos queremos mucho.

Aprendiendo siempre.... y mis hijas son buenas maestras...

miércoles, 6 de abril de 2011

Educar y crecer compartiendo lo que sentimos, entendiendo lo que cada persona siente...

http://www.inteligenciaemocionalysocial.com/935/uncategorized/el-reto-de-encajar


Muy recomendable este enlace. Me conmueve las emociones de los niños y las niñas. Me conmueve ver la pasión y la compasión de educadores que se entregan, cuidan y dan posibilidad a que las lindas flores de la humanidad se desarrollen y desplieguen en toda su hermosura... Así me gustaría que fueran todos los educadores del planeta...

Poniéndome guapa....

Hoy me he vestido diferente a como lo suelo hacer. Hoy me dijeron que tenía que ir guapa y me acicalé especialmente para el evento. Me sentía extraña, me veía diferente, mis zapatos de la bodas en vez de mis zapatillas de deporte, mi camisa cerrada donde normalmente va una sencilla camiseta...Pero la extrañeza se me quitó cuando me encontré sentada en un banco a Lidu, una persona calificada como sin hogar, aunque tenga un techo poco habitable. La conozco desde hace 10 años pero hacía tiempo que no charlaba con ella. Sentadas en el banco, compartiendo lo que está siendo nuestras vidas en estos últimos tiempos, se me olvidó por completo mi aspecto físico, sentía simplemente que hablaba con otro ser, con una persona que a pesar de no tener dinero para coger una guagua, me daba ánimos, a mí, que tengo mi confortable vida  aún estando en el paro y en plena la crisis.
Cuánto tenemos que aprender los que, como yo, juzgamos sin saber,  a la ligera, la vida de los demás. Los que en algún momento pensamos que podemos ayudar a otros porque consideramos que tenemos más recursos de todo tipo. Pues he de reconocer que, la mayoría de la veces que me he puesto a charlar con personas como Lidu, que han sido muchas, la sensación que me ha quedado por dentro ha sido que ellos me han estado escuchando de corazón, sin más, sin intentar ayudarme, ni contentarme, ni aleccionarme, ni juzgarme, consiguiendo un efecto en mí de bienestar. Sin embargo, cuántas veces no habré hecho yo todo lo contrario con ellos y quién sabe los efectos que habré causado pretendiendo que se sintieran bien.
Cada vez lo tengo más claro, nos valdría más la pena simplemente sentir más y pensar menos, a lo mejor así nos olvidaríamos por completo de la ropa que nos ponemos y de las distancias que vamos creando.