ESTRELLAS CON VIDA

ESTRELLAS CON VIDA
ESTRELLAS CON VIDA. Sólo si cada uno/a brilla el cielo se siente pleno y la TIERRA también...

lunes, 20 de junio de 2011

A VER CUANDO LAS NARICES ME DEJARÁ DE TOCAR...

Soy una mujer del siglo XXI, 
aspiro a ser una mujer de ningún siglo, 
anhelo simplemente SER.

Soy feliz y estoy satisfecha, muy satisfecha de ser capaz de algo que no hace mucho era incapaz de hacer: mirar de frente y a los ojos, sentir el aliento, captar el sabor de las circunstaqncias que acontecen....

Avanzo lentamente hacia la paz interior ahondando desde las tormentas interiores y las exteriores,
lentamente, muy lentamente.

Las emociones me entretienen y me paralizan por momentos,
pero procuro no despistarme.

Invoco mi centro,
invoco el deseo profundo que me mueve,
invoco la luz y la claridad,
invoco mi propia responsabilidad...
Todo ello me corresponde.

Pero en ocasiones me despisto,
más aún, 
me despisto cuando más precisan las circunstasncias mi plena atención,
entonces es cuando lo que acontece me puede tocar profundamente las narices.

Sí, me sigue tocando las narices...


Pero recobro el sentido...
lento, muy lento,
tras atravesar la rabia,
tras atravesar la turbulencia de la emoción oscura,...
Ando el camino,
ya desearía que fuera veloz,
para evitar saborear lo que amargo me sabe...

Si fuera SOY en cada momento, 
momento a momento,
no me tocaría las narices...
sabría a ciencia cierta 
qué es mio y qué no.
Asumo mi carga y perdonaría a los que me quieren cargar con lo que mío no es ..

Pero para ello hay que saber discernir,
disponer de la audacia, de la tan sutil audacia del discernimiento...

Tengo aún resistencias,
 resistencias que se comen mi calma,
si fuera una mujer calma,
posiblemente lo llevaría mejor...
Pero soy volcán... así que mucho tengo que templar...


Tengo una gracia,
y creo que ésta me relaga.

El transcurso del tiempo 
me permite ordenar
colocar,
situar,
situarme,
colocarme,
ordenarme,
y es en ese momento que el presente se hace conmigo de nuevo.
Vuelvo a sentir mi centro,
y pongo cada cosa en su lugar,
y lo que mio no es, no me corresponde cargar.

Ahí comienza la fiesta de la libertad,
ahí comienza el concierto de la claridad,
ahí comienza el tambor de la palabra,
ahí comienza mi energía a resucitar.

Ahí me reconozco mujer con dignidad,
con presencia total,
con fortaleza, no de guerra, sino de paz.

Deseo profundamente desde el primer momento llegar ya,
más aún,
nunca abandonar mi paz,
sin tener que transitar tanta inutilidad.
Aunque todo lo que atravieso me vuelve a llevar
a encontrar la vereda que calma profunda me da...

Esto no sé muy bien a que sonará,
pero estoy hablando,
aunque no lo parezca
de pura cotidianidad.

A ver cuando las narices me dejará de tocar..
Es una decisión que día a día he de tomar.

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