ESTRELLAS CON VIDA

ESTRELLAS CON VIDA
ESTRELLAS CON VIDA. Sólo si cada uno/a brilla el cielo se siente pleno y la TIERRA también...

lunes, 22 de agosto de 2011

CUANDO DUELE EL ALMA...¡ATENCIÓN!!!

Cuando duele el alma, ¡ATENCIÓN!!! Eso es lo que me digo.
Ya van siendo años (muy pocos en relación a los años que ya han pasado por mi existencia) en los que me digo ¡ATENCIÓN!!! cuando me duele el alma.
Antes huía, no soportaba esa sensación cuando me dolía el alma... Ahora, hoy en día, reconozco la llamada, y presto atención, más de lo habitual, y me escucho... Cuando me duele el alma, reconozco que un momento privilegiado está ocurriendo en mí. Es el momento de las preguntas poderosas, esas preguntas que cuando son formuladas, desde la hondura del ser, todo el universo conspira a tu favor, conspira para revelarte de una forma evidente y sutil la respuesta, la respuesta para ese preciso momento.

Cuando me duele el alma me paro, respiro, siento mi cuerpo, y entro en la sintonía del dolor. Se desvela ante mí la fragilidad y efímero de la existencia. Tomo consciencia de la importancia de cada momento, pues no tiene por qué repetirse. Palpo lo delicado del ser, y la facilidad de deslizarnos en lo ofensivo y defensivo, sin saber estar y sin saber dejar ser. Cuando me duele el alma es el momento que me permite meter a fuego la consistencia de mi actuar, de mi estar, de mi sentir, de mi identidad, del sentido de mi vivir.

Cuando duele el alma es el momento sagrado, es mi momento sagrado. Es cuando mi ser más profundo me está llamando para bañarme en el fuego que refreca y quita lo viejo, lo muerto, lo que ya no sirve.

Hoy doy gracias por ese fuego interior que me regala sentido. Doy gracias por poder disfrutar de la posibilidad de renovación. Doy gracias por las personas que están cerca de mí, por ser mis grandes cotidianos retos, por ser los que calan mis huesos y mi corazón. Doy ancestrales gracias por mis padres, y los padres de Víctor, doy presentes gracias al compañero de nuestro hogar, el único hombre de la casa: Victor, doy eternas gracias a mis dos hijas: colorines y estelas de luz y de paz... hondo me llegan...hasta las más negras oscuridades. Son mis grandes maestras... Doy gracias por toda nuestra extensa familia, doy gracias por las relaciones, por todas, ellas, ninguna me deja de hacer especiales regalos de crecimiento.

Cuando me duele el alma ya sé que es momento de crecer, y a veces eso duele. Me lo recuerdan los huesos de mis hijas, que les duele porque están creciendo. El dolor tiene una interesante función en esta vida y es llamarnos la atención, nos invita, nos incita, nos alienta a que prestemos atención, escuchemos y cuidemos eso que nos duele. Así que doy gracias al dolor por ser el que me está abriendo a la posibilidad de saborear aún mejor esta vida, a ir más ligera, más desprendida, más orientada, más satisfecha, más en paz, más feliz, más crecida, florecida, y nutritiva...



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