Mi hija Estela, una tarde noché se enfadó conmigo. Me había pedido un dulce, y yo le dije que sí y le expliqué que cuando yo saliera a ir a buscar a Iris (que estaba haciendo unas actividades fuera de casa) pasaría por la panadería y se lo compraría. Llegó el momento de ir a buscar a Iris.
En la cena, Estela me recordó si se lo había comprado, cayendo inmediatamente en la cuenta que se me olvidó por completo. Ésto no le gustó nada y se enfadó.
Salió de la cocina y a los pocos minutos me dió este dibujo.

Y me dijo ésta soy yo.
Con la misma se marchó, no tardando en volver y me dió otro dibujo, éste:
Y me aclaró: "por el dulce"... y se volvió a ir.
Enseguida llegó otra vez, con otro papel que mostraba otra emoción:
Me dice: "estoy rabiosa"....
La verdad es que la cosa me estaba encantando, pues observaba cómo se expresa tan creativamente.
Y se va.
Poquito después vuelve con otra artesanía entre sus manos, la cual me mostraba que así y todo empezaba a emerger otras emociones:
No sé si lo aprecian bien, pero recortó un corazón e hizo una mezcla de color y me dijo: "para tí".
Y salió corriendo.
Llega otra vez con lo que fue el cierre de este artístico proceso emocional, y me regala el siguiente dibujo:
Me encantó el colorido recorrido que hizo con sus emociones en tan poco tiempo.
Me encantó su capacidad para expesar lo que sentía.
Me encantó su capacidad para hacérmelo saber.
Me encantó su capacidad de apertura a la aparición de variadas sensaciones y reconocimiento de que a pesar de vivir el enfado, eso no quitaba el amor que podía sentir.
Me puse a su altura, la cogí entre mis brazos y le dije que es preciosa y que me disculpara,
que no obstante son cosas que pasan en la vida y que me había gustado mucho cómo lo había vivido y expresado.
Que saber qué es lo que sentimos y hacerlo saber era muy bueno y sano.
Nos abrazamos muy fuerte y nos dijimos que nos queremos mucho.
Aprendiendo siempre.... y mis hijas son buenas maestras...