Hoy me he vestido diferente a como lo suelo hacer. Hoy me dijeron que tenía que ir guapa y me acicalé especialmente para el evento. Me sentía extraña, me veía diferente, mis zapatos de la bodas en vez de mis zapatillas de deporte, mi camisa cerrada donde normalmente va una sencilla camiseta...Pero la extrañeza se me quitó cuando me encontré sentada en un banco a Lidu, una persona calificada como sin hogar, aunque tenga un techo poco habitable. La conozco desde hace 10 años pero hacía tiempo que no charlaba con ella. Sentadas en el banco, compartiendo lo que está siendo nuestras vidas en estos últimos tiempos, se me olvidó por completo mi aspecto físico, sentía simplemente que hablaba con otro ser, con una persona que a pesar de no tener dinero para coger una guagua, me daba ánimos, a mí, que tengo mi confortable vida aún estando en el paro y en plena la crisis.
Cuánto tenemos que aprender los que, como yo, juzgamos sin saber, a la ligera, la vida de los demás. Los que en algún momento pensamos que podemos ayudar a otros porque consideramos que tenemos más recursos de todo tipo. Pues he de reconocer que, la mayoría de la veces que me he puesto a charlar con personas como Lidu, que han sido muchas, la sensación que me ha quedado por dentro ha sido que ellos me han estado escuchando de corazón, sin más, sin intentar ayudarme, ni contentarme, ni aleccionarme, ni juzgarme, consiguiendo un efecto en mí de bienestar. Sin embargo, cuántas veces no habré hecho yo todo lo contrario con ellos y quién sabe los efectos que habré causado pretendiendo que se sintieran bien.
Cada vez lo tengo más claro, nos valdría más la pena simplemente sentir más y pensar menos, a lo mejor así nos olvidaríamos por completo de la ropa que nos ponemos y de las distancias que vamos creando.
Queremos compartir con todo el que quiera las luces y los descubrimientos que consideramos tesoros para avanzar en la vida cotidiana. Somos dos personas que hemos tenido la oportunidad de compartir, durante más de una década, nuestras vidas con personas en situaciones de especial vulnerabilidad: encontrarse sin hogar, sin recursos, sin esperanza. Éstas personas son las que nos han enseñado mucho, de la vida, del cuidarnos, de la dignidad, de la autenticidad,de la voluntad y el valor de ser.
Me alegro mucho del regalo que te ha dado Ludi,... siempre nos regalan. Me alegro saber que te has sentido acompañada y escuchada,... Me alegro de haberte visto hoy tan guapa (como nunca te había visto), y me alegro que también de eso te olvidaras y que ante Lidu tu corazón entregaras. Eres un angel del mundo del dolor,... al final todo es para dar, y dejar que fluyamos como esa imagen que haz colgado "Fluyendo". Un abrazo, mujer de gran corazón.
ResponderEliminarMuchas gracias. Tus palabras me reconfortan. Pero si dices que yo tengo gran corazón ¿qué es entonces lo que tienes tú?.Si tu eres poco menos que mi maestra. Me siento un poco como el pequeño saltamontes ante ti.
ResponderEliminarMuchas gracias siempre.
Un achuchón grande altar del cielo.