Creo que cada vez me va costando menos mostrar el afecto que siento por las personas que me rodean. Una sonrisa, una abrazo, un buen par de besos bien dados (o uno solo), expresar verbalmente algo bonito de quien tengo delante (sin ánimo de ser pelota), decir "te quiero", "lo siento". Son cuestiones que siempre me habían dado algo de vergüenza, no sé si por la educación recibida o la falta de costumbre.
Sin embargo, estaba yo pensando el otro día, que dar una mala contestación a una persona con la que tengo bastante confianza no me genera esa vergüenza. Y pensando pensando, lo uno me llevó a lo otro, y es lo siguiente, vivimos en un mundo pintado de tanta hostilidad y agresividad que parece que nos molesta más que dos enamorados se besen en público, que un padre le dé un empujón a su hijo, o se nos hace difícil imaginar un hijo acariciando a su anciana madre pero no nos resulta raro cruzarnos con un vecino sin mirarle a la cara...la verdad, es que vivimos en un mundo muy raro.
Más mal que bien,a mi estas cosas me pasa, lo bueno es que, aunque sea un poco tarde, me estoy dando cuenta y voy poco a poco echando decapante para ir quitándole esa pintura hostil y vieja al mundo que me rodea. ¿Te animas?
Queremos compartir con todo el que quiera las luces y los descubrimientos que consideramos tesoros para avanzar en la vida cotidiana. Somos dos personas que hemos tenido la oportunidad de compartir, durante más de una década, nuestras vidas con personas en situaciones de especial vulnerabilidad: encontrarse sin hogar, sin recursos, sin esperanza. Éstas personas son las que nos han enseñado mucho, de la vida, del cuidarnos, de la dignidad, de la autenticidad,de la voluntad y el valor de ser.
DECAPÉMOSNOS... PUES...
ResponderEliminar